Cuidar de la salud de los profesionales, desde un enfoque global, es decir, tanto física como emocionalmente, es ya una prioridad para las empresas.
De hecho, el 70% de las compañías estadounidenses ya cuenta con un programa de bienestar, debido a las ventajas empresariales que aportan este tipo de iniciativas: mayor compromiso, productividad, rendimiento laboral, mejor imagen de marca y mayor atracción de talento, entre otras.
Según, los estudios de » Health Enhancement Research Organization» (HERO) ponen de manifiesto la necesidad de incluir un enfoque más humanos en las políticas de bienestar que implantan las compañías en sus organizaciones.
Si bien es cierto que cuidar de la salud de los profesionales tiene una repercusión directa sobre su eficiencia en el trabajo y, por tanto, en la productividad y beneficios de las empresas, la propuesta de valor que deben poner sobre la mesa los líderes va mucho más allá; cómo el bienestar puede y debe trasladarse a la misión y valores de las compañías.
Esto nos lleva a reflexiones como, ¿ dónde debemos poner el foco en nuestras organizaciones? ¿ Cuales deben ser las prioridades?
Nuestro contexto actual nos pide nuevos cambios en las organizaciones, empezando por una nueva dirección de personas y gestión del talento. Ello contribuirá, de una forma significativa, al desarrollo y la sostenible de las compañias.